sábado, 16 de abril de 2011

Lost in Translation II

Caso N°2 - Radio Taxi Ciudad - Miércoles 16 de Febrero - 23.10 hs


Nuestra segunda historia acontece la noche de mi cumpleaños. Como si el horror de envejecer y acercarse inexorablemente a la muerte no fuese suficiente, era miércoles. Miércoles es mitad de semana y mitad de semana es mitad de la plusvalía que me toca producir. Equidistante entre el descanso del fin de semana que pasó y el próximo que nunca llega. Unico día en que reparto mi atención entre colegio, laboratorio y facultad sin interrupciones desde 7 am a 22 pm.
Y encima, las empresas de radio taxi me acostaron, por segunda vez, más fácil que a Juanita Viale.

Juan miraba absorto un carozo de aceituna; Nadia tamborileaba sobre el mantel. La pizza había concluido en una solemne ceremonia y se acercaba la hora de que mis invitados volaran a sus respectivos hogares. Siendo simples homínidos desprovistos de plumas y alas la única opción viable era la vía terrestre, con los problemas que dicha vía implica. Ya se sabe la metamorfosis que sufren los barrios porteños cuando el astro rey se retira: las sombras se alargan, la visibilidad disminuye y de repente todo suena a cumbia y calibre .32. Era menester conseguirles un transporte adecuado: rápido, seguro y en lo posible blindado con RoboCop al volante. Decidido, me levanté y fui hasta el teléfono inalámbrico (el detalle no es menor, registre señor lector) para comenzar a discar e invocar una unidad futurista de mi nueva empresa favorita. Nadia me miró con temor en los ojos, insegura de mi historial con estas empresas; a juzgar por mis experiencias pasadas, era perfectamente factible que me enviaran un beduino montando un camello. Adopté la expresión de masculinidad que mejor se me da (algo así como Woody Allen a punto de estornudar), la miré a los ojos y le dije todo sin palabras: simplemente disqué. Segundos después, una voz nasal me saludaba en algún dialecto de Melmac:

Operadora - "BuenasnochesminombreesNataliaenquepuedo... (se interrumpe)"
Yo - "Hola?... Hola, Natalia?"
(Nadia me mira suspicaz)
Operadora - "Hola buenas noches, que necesita?"
Y - (tres o cuatro palos verdes, después vemos) "Sí, te paso el número?"
(Nadia me apunta a la sien con un carozo bien gordo)
O -
"Por favor"
Y - "Cuatrotresochocinconueveunounodos" (tomá!)
O - "
Perfecto, quién viaja?"
Y - (yegua!) Juan... y Nadia (la aludida depone su actitud belicosa y guarda el carozo de destrucción masiva)
O -
"Hasta donde van?"
Y - (Hasta la victoria, siempre!!!... perdón, me salió el zurdo de adentro, ya lo vuelvo a guardar) Hasta blah blah blah, esquina woof woof
O - "Muy bien señor, enseguida se lo envío, que le vaya bien"
Y - "Muchas gracias Natalia, a vos también"
(un carozo impacta con furia mi parietal izquierdo)

Corto. Todo va bien. En instantes debería llegar el mensaje confirmando número de móvil, posición y tiempo estimado de llegada. Bling!.. aquí está. Móvil 602, 7 minutos. Junto a mi gente y bajamos a la puerta del edificio para esperar el taxi y relojear a la fauna local, que 7 minutos no son nada.

15 minutos. El móvil 602 brilla por su ausencia. Extravió el camino o cayó abatido por las ráfagas de .32, otra explicación no cabe. 20 minutos. Esta empresa no falla, no puede fallar. No hay otra, no hay más, debe estar simplemente demorado. 25 minutos, empieza tambalearse mi fé en un Dios único, el progreso, el capitalismo y Taxi Ciudad. Subo a casa, agarro el teléfono inalámbrico y, en un fatal error que luego me costará muy caro, dejo el celular sobre la mesa. 30 minutos. ¿Pero para qué lo iba a querer? Ya tengo el teléfono de línea desde el que hice el pedido; si algo ocurriese, me llamarían a ese número para avisarme, ¿verdad?
Vuelvo a bajar. Llamo a la empresa y para la tranquilidad de mi cabeza machacada a frutos de olivo, esta vez me atiende un tal Martín con voz gutural digna de Pappo recién levantado:

Operador - "Martín, Radio Taxi"
Yo - (Andrés, usuario. Hau.) "Hola buenas noches, mirá, yo llamé hace un rato para pedir un taxi y todavía no llegó..."
O - "¿Número?"
Y - (así me gusta, directo al grano el indio) - "4XXX-XXXX"
O - "Un momento"
(Música de espera. Es Madonna. Ella o una bolsa de gatos apaleados)
O - "¿Caballero..?"
Y - (con acento de Sean Connery) "¿...Shi?"
O - "El móvil se retiró."
Y - "¿Cómo que se retiró?"
O - "Sí, se retiró."
Y - "¿De dónde?"
O - "De su casa."
Y - (deja vú) "¿Por qué?"
O - "Porque no había nadie, no obtuvo respuesta y entonces se retiró"
Y - (ja, yo hago lo mismo en los exámenes!) "Pero... yo estaba en la puerta."
O - (Silencio. El silencio que anuncia la tormenta) "... Aguarde un momento por favor."
(Música de espera. Ahora es Britney Spears. Ahora son gatos apaleados y en celo)
O - Acá se me informa que el móvil se presentó hace 10 minutos, tocó timbre, y ante la falta de respuesta se comunicó con la Central; lo llamamos a Usted y tampoco obtuvimos respuesta.
Y - Pero... yo estaba en la puerta.
O - Pero no nos atendió cuando lo llamamos.
Y - No, es que..-
O - (interrumpiendo) Y por eso le digo, al no tener respuesta tampoco por vía telefónica dimos de baja la unidad.
(me encanta cuando emplean la jerga militar como si fueran el Comando Estratégico del Ejército)
Y - Pero el taxi nunca vino...
O - ¿Y por eso nos llamó?
Y - Exacto.
O - Entonces seguramente el taxi llegó cuando Ud. estaba llamándonos.
Y - Imposible. Yo estuve en la puerta todo este tiempo. Yo y mis amigos.
O - ¿Y cómo nos llamó?
Y - Con un teléfono. Inalámbrico. (denle un Nobel a este hombre)
O - ¿Desde dónde?
Y - Desde la puerta...
O - ¿Y no vio el taxi?
Y - No.
O - ¿Y por qué no atendió cuando lo llamamos?
Y - Es que nunca llamaron. Yo tuve el teléfono todo este tiempo y nunca sonó.
O - Claro, y entonces el móvil se retiró.

No, por favor. No Dios no, otra vez no.
La misma lógica circular, soldada, impenetrable. El mismo discurso de empleado público con formulario 7G, la misma dialéctica de esbirrio de Mc Donald's, la misma oratoria empastada y vacua de Macri. Una catarata de proposiciones sin sentido que culminan en mi más profundo rechazo a la Razón y la raza humana en su conjunto. Excepto resignarme, ya no había nada que hacer. Era imperioso mantener la calma, la cordura, ser frío e intentar negociar un nuevo coche para mis queridos amigos.

Y - Está bien (me rindo). ¿Puede enviar otro?
O - A ver, deme un minuto...
(Música de espera. Justin Bieber. OH GOD, Y R U DOING THIS TO ME??)
O - Señor, estamos con algo de demora...
Y - (trago saliva, mis manos sudan, el corzón palpita)... ¿cuánto...?
O - 40 minutos.
Y- ¡¡LA PUTA QUE TE PARIO!!

Colgué. Sentí el impulso de arrojar el teléfono como proyectil hacia algún lado pero Nadia me contuvo a tiempo. Estábamos atrapados: sin taxis, sin colectivos y sin RoboCop. Afuera, un mar de prontuarios en el océano de la noche. Sería una travesía aventurarse fuera, una gesta digna de ser contada por los bardos durante generaciones.

Salimos. En el camino nos cruzamos un par de elementos pesados que nada tenían que ver con la tabla periódica pero, por suerte o por magia, un taxi se materializó a pocos metros con un conductor tan gordo que uno se preguntaba seriamente si no doblaba el entramado mismo del espacio-tiempo para entrar en su asiento.

Juan y Nadia se subieron de inmediato. Los despedí con diligencia y volví a casa prácticamente sin tocar el piso, volando y silbando bajito. Entré hecho una furia, muerto de frío y dejé la armadura y el mandoble en el armario. Me acosté, pensando que todo había salido bien, cuando tomé el celular para ver el reloj y torturarme calculando que tan pocas horas iba a dormir.
Para mi sorpresa, tenía seis llamadas perdidas. Seis llamadas perdidas de Radio Taxi Ciudad.

Un grito de furia brotó de mi garganta y se perdió en la noche, cómplice de la cumbia y las calibre .32

3 comentarios:

  1. Lupine estaria orgulloso.

    Pero yo estoy indignado de que la distorsión literaria se haya cargado el crédito que tenía en esta historia la empresa de radio taxis mas eficiente jamas inventada:
    CiberTaxi, siempre estarás en mi corazón!

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  2. Nobleza obliga, el amigo juig tiene razón. Se hará justicia en una nueva entrada, he dicho.

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  3. Y no hablemos de lo de la aceituna...

    n.,

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