lunes, 10 de octubre de 2011

Taxi Driver


"A la que lo leerá, como siempre
demasiado tarde"

- Julio F. Cortázar, "Las caras de la medalla"

Mi madre se pone de pie y me despide con un abrazo y un llanto renovado. Me retiene un segundo más de la cuenta, como si quisiera espantar algo horrible con la sola fuerza de sus manos. Ricardo espera a unos metros, en silencio, mirando la escena con gesto contemplativo y la cabeza algo ladeada. Paciente, sabe no interrumpir el momento hasta que los brazos que me amarran se resignan y me sueltan. Se ofrece a abrirme la puerta y llegamos a la calle; son unas cuadras hasta Scalabrini Ortiz, vamos que yo te acompaño. Caminamos a paso ligero bajo la amenaza de nubes y dioses enfurecidos que se cierne sobre nosotros. Ninguno habla. Llegamos a la esquina para buscar un taxi y antes de levantar un brazo gira sobre los talones y me dice, me repite, que ya va a pasar, que todo pasa, que ya me regalarán otros libros y conoceré otra música y otras melodías; que no todo es tango y jazz en un sótano con olor a humedad y que la cosa sigue pibe, sigue y se pone buena, y me abraza con menos fuerza que mi madre pero con una fuerza distinta, una fuerza que quiere poner algo adentro y no sacarlo, y yo quiero decirle que la cosa sigue y puede seguir pero que siga sin mí, que yo me quedo acá y en silencio y no digo nada y me subo al taxi.

No sé quien es el taxista: no sé si va a la cancha los domingos ni por que cuadro alienta, no sé donde vive ni qué piensa de la muerte o la política, no sé si tiene hijos o nunca tuvo y quisiera, o si tuvo y nunca quiso, y si le cuesta dormir de noche lo ignoro y si prefiere fugazzeta o muzzarela también.
Y pienso que por eso no lo amo, porque no sé quien es, porque amar es saber que el otro es, que el Otro Es, así, con mayúscula, bien subrayado y ontológico.
El taxi frena de golpe en una esquina y me saca de mis pensamientos para arrojarme al baúl de un Toyota azul que esquivamos de milagro y por centímetros, o de casualidad y por unos frenos a disco, y mientras el taxista saca la cabeza del auto para insultar mejor y mojarse, yo vuelvo a mirar por la ventanilla y veo en la esquina un bar que sería un bar más del montón si no fuera por el cartel que en cuatro letras azules sentencia "Nube". Sonrío y abro la ventanilla para asomar la cara mientras el taxista vuelve a meter la de él y mis lágrimas se confunden con las gotas de lluvia y pienso en Cerati, sos una piedra en el agua seca por dentro, mirá cuando entendí la metáfora.

Me acerco a la mesa por detrás, apurado, torpe como si corriera de algo, o mas bien corriendo de algo, corriendo de cuatro letras azules y haciendo todo lo posible por saludar rápido y sentarme cuanto antes. Ahí está papa, el bueno de papa, papa tótem, papa la tortuga que sostiene al Mundo, papa que es como un juguete, tan bueno y tan fantástico que no puede ser real, sabés que no es real pero es lo mejor que tenés y querés abrazarlo y no cambiarlo por nada.
También está Damián con tres chicas, una dos tres vuelvo a contar y tanta gente saludé yo, sí, somos seis, di cinco besos aunque siento que hace años que no doy ninguno, años no pero ya casi un mes, puta madre un mes ya y sí, somos seis, tres chicas bonitas y normales, tan normales que me asusta pensar que ya casi un mes y todo sigue siendo normal, para mí un Cuba Libre por favor, y qué carajo hago yo acá, como llegué acá, me quiero ir aunque no tengo a dónde ir, muchas gracias pago con cincuenta y ahí se va la moza y acá me quedo yo, solo, y no sé dónde está ella, me quedo solo y con cinco personas más, tres chicas normales y ya casi un mes pero yo solo, y no sé dónde está ella y yo me voy, sigan la puta cosa pero sin mí.

Después el infierno, el infierno rojo con sus paredes de color rojo y el olor a comida, el ruido, las caras desfiguradas en muecas de risa, lo turbio y lo vacuo, el olor a fritura, aceite y azufre, me da asco, tengo náuseas y quiero vomitar, me da asco la comida y pienso que no es la comida, ni el sexo, es la vida, me da asco la vida, rechazo la comida y el sexo porque me da asco la vida y todo aquello de lo que se nutre.

Las chicas se van y sigue lloviendo, adiós y hasta nunca y rápido un taxi, vamos a ese, no paró, quizás el de atrás, este sí, arriba y ya viajamos, que bueno que ya estemos volviendo no sé a dónde pero volviendo; papa tótem me ofrece su casa y yo digo que sí, quiero tomar, quiero olvido líquido, pienso que es cierto que el alcohol es veneno y por eso lo tomamos, porque hay cosas dentro nuestro que queremos matar aunque no sea muy efectivo y esas cosas no mueran. Papa me pregunta qué me pasa y ahí le digo, le cuento todo, le cuento lo que vi y no debería haber visto mientras Damián me escucha sufrir a mi derecha y el taxista relojea por el retrovisor.
Cuando yo termino Damián empieza a hablar y me doy cuenta que en ya casi un mes es otra persona que no conozco, que no conocía, y ya casi un mes la puta madre y cuando terminará todo esto, ahora habla el taxista, sin vueltas, una de dos pibe, una de dos, o se le cruzó otro tipo y fuiste porque esas cosas pasan o te está cobrando una que le hiciste y por eso te pidió un tiempo, porque otra no queda, y me mira por el retrovisor de reojo pasando los semáforos en amarillo, porque si se fue atrás de otro tipo, nada, a vos también te puede pasar y son cosas que pasan, por eso con las minas cuidado, hasta ahí, primero vos segundo vos tercero vos, y allá va otro semáforo en amarillo y parece que me hablara mi viejo y no un taxista, yo estoy casado y tengo hijos y nietos, si se va mi señora me va a doler, no te digo que no, pero más me va a doler si le pasa algo a mi papá o a mi mamá, por eso tranquilo pibe, sabés la cantidad de minas solas que hay, no te das una idea, está lleno de putos y las minas están desesperadas; y de nuevo el que habla es mi viejo y no el taxista que frena justo a tiempo antes de pasarse un rojo furioso. Ahora la otra es que te esté cobrando una que le hiciste, yo no sé si te mandaste una macana, no sé qué hiciste, y yo pienso que no es lo que hice sino más bien lo que no hice, por eso te pide un tiempo pibe para jugarte una carta, una advertencia, eso no me gustó ahora tomá, pero olvidate, si ya fué ya fué y salí de joda que mi hijo tiene 30 y cambia de novia como calzoncillo y está muy bien y ya llegamos.

Papa tira las llaves sobre un mueble y el sillón blanco y espumoso me recibe una vez más, espumoso como las nubes, ay las nubes, blanco como el pantalón que te regalé y nunca usaste, espumoso como el olvido líquido en botella verde de un litro que trae papa muy solícito, espumoso como las olas de mar y que imagen trillada y trillada una palabra muy tuya, y por eso estás en la playa con tus curvas y ese pantalón de nuevo y tus curvas de nuevo, y empezamos a tomar o empiezo yo solo y hablamos, hablamos mucho y me río no sé de qué porque ese pantalón sigue dibujando un camino que mis manos y mi boca no quieren olvidar y no saben cómo repetir, y allá vas y venís y caminás y te paseás y jugás adelante mis ojos que hace ya casi un mes que no te ven pero no lo saben, y yo quiero tocarte pero no puedo, algo se rompe y me decis que no, sólo no, estiro la mano para alcanzarte pero mis dedos no te tocan, rozan tu mano que se aleja mientras yo me estiro y grito y no entiendo por qué no te acercás aunque me mirás llena de tristeza, yo grito pero vos sólo repetís no y no y me duele el pecho y te estás yendo y estás gris y fría y pienso que esta es la muerte, que tiene que ser la muerte porque ya no hay más dolor y ya no te veo a vos sino al vaso entre mis manos, a papa en un sillón y la ventana cargada de nubes que ya no son blancas y espumosas sino grises y frías y adiós.













3 comentarios:

  1. Buen material. Es triste, duro, frio, gris como esas nubes, y sobre todo, es compartido. Y muy claro. No estas solo.

    ResponderEliminar
  2. Pensa y actua no te estanques, no te quedes viviendo en el pasado, avanza!!!!

    ResponderEliminar
  3. Desahoga, desahoga y desahoga de nuevo. porque te quedaste amando solo, te robaron todo y ahora tenes que reinventarte con lo que no hay. No abunda nada hoy, pero estamos tus amigos.
    Que triste que suena eso, si no somos lo mismo que queres reemplazar,y se que te volarias una gamba con alquimia para entender lo que esta pasando y Edward aca no está.
    Segui sacandote todo esto de encima,así.
    Queda patear por Buenos Aires, charlando, puteando con Gilmour, mirando para arriba, esperando que pase el temporal...

    ResponderEliminar